El número de cotizantes en las isapres cae a su nivel más bajo de los últimos siete años

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El sistema perdió 86 mil afiliados en 2022:  Expertos apuntan al escenario económico que vive el país como el principal factor, aunque la crisis del sector podría estar agudizando el fenómeno. Para nadie es una sorpresa que el sistema de aseguramiento privado de salud está en crisis. Con la llegada de la pandemia, las isapres están lidiando con un incremento en el uso de prestaciones por parte de sus afiliados, un explosivo aumento en el uso de licencias médicas y un alto nivel de judicialización de las alzas de precios de los planes.

Ahora, este complejo momento comienza a notarse también en la cartera de afiliados de las aseguradoras. Según cifras de la Superintendencia de Salud, al cierre de diciembre de 2022 las isapres contaban con 1.901.844 cotizantes, la cifra más baja de los últimos siete años (ver infografía).

Además, si se compara con 2021, las isapres experimentaron una caída de más de 86 mil cotizantes, la mayor de la última década. Junto a 2020, además, fueron los únicos años en que el sistema perdió cotizantes, aunque en el año en que comenzó la pandemia el retroceso solo fue de 48 mil afiliados.

Cabe recordar que a septiembre pasado el déficit financiero informado por las propias aseguradoras superaba los $204 mil millones, lo que para los afiliados se ha visto reflejado en que más de una docena de clínicas han terminado sus convenios con las aseguradoras. Así, esos pacientes deben pagar la totalidad de la prestación a la hora de atenderse y luego ellos mismos gestionar el reembolso con su respectiva isapre.

Patricio Fernández, exsuperintendente de Salud, asegura que “es una realidad que los planes de isapres con el tiempo han ido aumentando su precio, primero porque los planes están en UF y se ven directamente afectados por la variación del IPC y eso ya implica un incremento importante en los planes. Si bien no hubo reajuste de los precios base por dos años, la última alza por el nuevo decreto GES fue histórica, de 48,7%. Eso sin duda que influye. Además, hay algunas isapres que han ido terminando convenios con algunas clínicas, lo que implica un gasto de bolsillo para las personas, que estas muchas veces no están dispuestas a asumir y han visto la opción de moverse al seguro público”.

Pese al mal momento que atraviesan las aseguradoras privadas, Manuel Inostroza, exsuperintendente de Salud, cree que “lo que más impacta en esta caída de los cotizantes es el tema económico del país.  Lo que estamos viendo es un incremento de la informalidad, hay mucho desempleo, ha habido quiebras de algunos tipos de empresas como constructoras, y eso afecta a los planes más baratos, porque la gente por efecto de la crisis se ha cambiado a planes más baratos, pero todavía no hay un flujo masivo a Fonasa.  Creo que la gente que decide cambiarse a Fonasa todavía es por un tema económico de no poder seguir pagando su plan en isapres”.

La masiva salida de cotizantes ocurre en momentos en que el sistema privado aguarda la interpretación que la Superintendencia de Salud hará del fallo de la Corte Suprema que obliga a las isapres a aplicar una tabla única de factores para calcular el precio de los planes, lo cual amenaza con generar incluso mayores pérdidas al sistema. Ello ha derivado en tensiones con el Ejecutivo, que convocó a los legisladores de las comisiones de Salud a una reunión mañana viernes.

Posibles soluciones

Para Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, quien concuerda en que la salida de cotizantes responde principalmente a la crisis económica, ha quedado claro que “una solución por la vía administrativa de la superintendencia ya no es una opción”.

A su juicio, “la única solución de corto plazo que existe es lograr un equilibrio financiero del sistema, para posteriormente incorporar modificaciones y eso implica una solución de tipo legal, una reforma constitucional que ajuste la prima base.  Pero eso debe ir acompañado de una ley corta que modifique a las isapres en, al menos, cuatro dimensiones: crear un plan garantizado de salud; terminar con la selección al ingreso y la captura de afiliados con preexistencias; un fondo compensatorio por riesgo y el establecimiento de nuevos modelos de compras que controlen los costos”.

Fernández anticipa que “los síntomas (de la crisis) se van a ir agudizando aún más, como el término de convenios con clínicas, probablemente despidos masivos, cierres de sucursales, más retraso en los reembolsos y tasas históricas de rechazo y reducción de licencias médicas. Y todo esto va asociado a una profunda incertidumbre”.

Respecto del impacto a corto plazo de la caída en el número de cotizantes, si bien reduce los ingresos para el sistema, según Inostroza, no necesariamente agudiza la crisis actual. Esto, argumenta, porque “no necesariamente tiene un impacto económico para las isapres, porque estamos partiendo de la base de que hoy en día los gastos están siendo más altos que los ingresos por afiliado, entonces el tener menos afiliados incluso achica la crisis un poco. Por lo mismo, las isapres están ajustando sus fuerzas de venta y vendiendo mucho menos que antes, porque esto no tiene que ver con un flujo de ingresos, sino con control del gasto”.


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